Si bien, este no es un tema reciente, México se encuentra muy lejos de generar una cultura adecuada sobre la protección y tratamiento de la información a pesar de los esfuerzos realizados por diversas autoridades, siendo los ciudadanos los principales responsables de informarse de los alcances y riesgos presentes en los entornos físicos y digitales, debiendo tomar en cuenta que el robo de identidad va en ascenso en nuestro país.
Pero a todo esto ¿qué es un dato personal?
Es toda información relacionada con nuestra persona, que nos identifica o nos hace identificables como nuestro nombre, edad, sexo, domicilio, correo electrónico y número telefónico, los datos personales tienen diversas clasificaciones atendiendo la naturaleza de los mismos, existiendo también los datos sensibles y datos biométricos. Los primeros son aquellos que, derivado de un mal uso pueden dar origen a una discriminación o al origen de un prejuicio, como pudieran ser nuestra preferencia sexual, estado de salud, creencias ideológicas, religiosas u orígenes étnicos y los segundos son elementos físicos o fisiológicos medibles que ningún otro individuo tiene, como lo es nuestro rostro, tono de voz, huellas dactilares e iris de los ojos.
La importancia de cuidar nuestros datos personales:
Aunque muchas veces casi sin darnos cuenta en nuestro día a día nos vemos en la necesidad de proporcionar nuestros datos personales a terceros, ya sean personas físicas, morales o entidades gubernamentales ya sea para el establecimiento de algún tipo de relación, la obtención de un producto, servicio o realizar algún trámite, no dimensionamos que como titulares de nuestra propia información contamos con un derecho llamado “autodeterminación informativa” que no es más que la facultad de poder decidir qué y cuánta información compartimos.
Es decir, el poder limitar y no proporcionar nuestros datos a cualquiera que lo pregunte, esto incluye los sitios web que prometen códigos promocionales, encuestas a cambio de productos gratis, compras en línea, así como restringir las autorizaciones de acceso a nuestros dispositivos móviles a cualquier aplicación que lo requiera.
¿Qué riesgos existen y cómo me puede afectar?
Bajo la premisa “Nada en esta vida es gratis” es importante entender nuestra información en mercados específicos tiene un valor y el uso indiscriminado y poco controlado que suele darse en diversos medios puede generar que ésta termine en las manos inadecuadas, poniéndonos en riesgo inclusive en temas económicos y patrimoniales como consecuencia de ser víctimas de robo de nuestra identidad física y digital.
Este delito consiste en el uso de datos personales de manera ilícita por un tercero para la obtención de un beneficio el cual mayormente se enfoca en adquirir compromisos financieros en nombre del verdadero titular de los datos.
Según datos del Banco de México, nuestro país ocupa el octavo lugar a nivel mundial en el robo de identidad y el segundo lugar en Latinoamérica, por lo que es un fenómeno que está presente y en ascenso, siendo de suma importancia tomar acciones y generar conciencia para poder evitarlo.
Pero ahora ¿Qué puedo hacer para prevenirlo?
Nadie andaría repartiendo por la calle copias de sus documentos personales por la calle, pero ¿por qué sí lo hacemos en internet? En estos tiempos el estar hiper conectados no significa que tengamos el control y conozcamos todas las herramientas tecnológicas existentes, mucho menos si hablamos sus alcances, en consecuencia, debemos tomar en el mundo virtual las mismas previsiones que tomaríamos en el mundo físico.
Antes de abrir un correo electrónico o mensaje donde recibamos “exclusivos beneficios”, premios, accesos a sitios web, cadenas, noticias alarmistas, así como atender llamadas de operaciones bancarias “inexistentes”, es de suma importancia detenerse a corroborar las fuentes, verificar el nombre de los sitios web y en su caso llamar directamente a la institución bancaria para confirmar la información.
Esto incluye que previo a proporcionar cualquier dato nos preguntemos ¿Para qué quieren mis datos? y solicitar los avisos de privacidad para poder conocer las finalidades para las cuales será tratada, así como el cuidado que se le dará, pudiendo así decidir si la proporcionamos o no, por lo que él que no se encuentren disponibles dichos avisos o que en su contenido señale que la información será compartida con terceros no identificados deberá ser siempre un foco rojo.
Otros aspectos que considerar es el utilizar claves robustas y cambiarlas constantemente, evitar compartir información personal en redes sociales, no usar la misma contraseña en diversos servicios, limitar el número de documentos que traemos con nosotros, evitar acceder a internet desde redes públicas y revisar constantemente los reportes de crédito a fin identificar cualquier anomalía.